Entrevista con Francisco Javier Gómez Espelosín:

“los griegos nunca vieron a Alejandro como un liberador, sino como un tirano”

La figura de Alejandro Magno marcó un antes y un después en la Antigüedad. El rey macedonio cambió la relación de fuerzas en el Mediterráneo y abrió las puertas de las relaciones entre Oriente y Occidente, dando lugar a una corriente cultural de gran vigor: el helenismo. Sin embargo, las fuentes históricas sobre su figura son relativamente escasas, lo que ha teñido su biografía de un halo mítico amplificado, sobre todo, a partir de la publicación de la “Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia”, del Pseudo-Calístenes, del siglo III d.C. Mediterráneo Antiguo ha querido profundizar en la personalidad de este personaje de la mano de Francisco Javier Gómez Espelosín, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y autor de una de las mejores biografías sobre Alejandro que se han escrito en los últimos tiempos.

Pregunta – En su biografía sobre Alejandro, editada por Alianza Editorial, hace un muy buen análisis de las fuentes para su conocimiento y de su eco en la literatura ¿no es un poco desalentador que existan tan pocas fuentes históricas? Por ejemplo, de la infancia y formación de Alejandro solo tenemos a Plutarco

Respuesta – La decepción por las fuentes es una decepción que nos afecta a todos los que nos dedicamos al estudio de la Antigüedad. Es desesperante que tengamos tan pocas y tan indirectas. No tenemos memorias personales de ningún protagonista, cosa que sí ocurre en otras épocas de la historia. Esto sí complica mucho las cosas. En cuanto a su infancia y formación, efectivamente, solo tenemos Plutarco y todos conocemos las limitaciones de sus escritos históricos, pues él mismo dice que son biografías y no historias, pero es lo único que tenemos. Lo demás son historias escritas muy posteriormente, con unos intereses muy específicos de la época en la que se escriben, como la obra de Arriano, donde los intereses de la época imperial romana están en el trasfondo. No es un trabajo de un historiador, sino de un personaje implicado dentro del Imperio Romano, en el que además tiene un cargo importante. Ninguno de los testimonios que tenemos sobre Alejandro es de historiadores propiamente dichos.

Pregunta Flavio Arriano señala al inicio de su obra las fuentes en las que se basa y los motivos, pero no parece tener mucha credibilidad…

Respuesta – Es posible que él si creyera y pensase honradamente que Ptolomeo había escrito pensando como él en su monarca de referencia, que era Alejandro, pero para nosotros son criterios que carecen de validez y que no nos ofrecen con toda nitidez lo que podría haber sido.

Pregunta – Da la sensación de que, con algunas honrosas excepciones como Hammond, Briant o usted mismo, cada historiador ha diseñado su propio Alejandro en base a lo que le ha interesado tomar de estas fuentes ¿cómo lo ve usted?

Respuesta – Yo creo que eso vale para todos, no resaltaría ninguna excepción, porque Hammond es un hombre que había participado en la Guerra Mundial en los Balcanes y tenía unos conocimientos militares excepcionales que no tiene un historiador normal, pero también él tenía su visión particular de Alejandro. Cabe recordar que después de publicar varias obras sobre Alejandro publica su famoso “El genio de Alejandro”, donde se decanta claramente por una opción positiva. Bosworth, por el contrario, se ha decantado por la visión negativa de Alejandro y probablemente es el que mejor conoce las fuentes. Inevitablemente, como decía Badian, la situación se resume en que todos hemos concentrado nuestro interés en unas facetas determinadas de una figura tan poliédrica como es Alejandro.

Pregunta Alejandro confió en Calístenes de Olinto el relato de su gesta y ante la tumba de Aquiles se lamentaba de que él no tuviera un poeta como Homero que lo hiciera ¿no cometió un importante error Alejandro al ejecutar a Calístenes, única fuente oficial hasta el momento y encima de origen griego?

Respuesta Alejandro se lleva a Calístenes con la idea de que alguien, con una cierta autoridad, no solamente por su parentesco con Aristóteles sino porque ya había escrito obras como las “Helénicas“, relatase su historia. Calístenes cae en desgracia por motivos que no tienen que ver con la escritura de su obra, sino por motivos políticos, por su oposición a las prácticas orientalizantes de Alejandro y éste, con esa idea de limpieza que fue cobrando fuerza durante su vida, acaba eliminándolo. Habría que preguntarse si Alejandro seguía teniendo, en el momento de la ejecución de Calístenes, esa preocupación de que se contara su gesta, pues es una fase ya muy avanzada de la conquista, con todo lo que ha pasado y vivido, en la que ya se ve dueño del imperio persa y en la que probablemente pasa a un segundo plano la preocupación sobre quién contase su historia. Y si esto debía hacerlo un individuo que no seguía sus directrices, pues peor todavía. Alejandro es un hombre más pragmático, es un hombre que no es el mismo que cuando sale de Macedonia. No podemos analizar la figura de Alejandro desde el estatismo. Los acontecimientos, como a cualquier persona, le van cambiando y esta es la lectura que debíamos aplicar en este caso. Sí que es cierto que inicialmente Alejandro trató de dirigir la imagen que se proyectaba de él contratando a Calístenes para que relatara sus peripecias, a Lisipo para que esculpiera su imagen, a Apeles para que lo pintara e incluso eligió a un orfebre, pero a medida que va siendo más pragmático parece que este control de su imagen se va diluyendo.

Pregunta – Incluso podría decirse que, en esa evolución, llega un momento en el que Alejandro se ve sobrepasado y de ahí esa caza de brujas tras Gaugamela

Respuesta – Sí, podríamos decir que Alejandro, al acumular territorios y responsabilidades, pierde esa seguridad y ese carácter idealista con el que comenzó la campaña y se convierte en un hombre más pragmático y, en cierta medida, sobrepasado por las circunstancias de la conquista. Puede ser que en determinados momentos, las voces discrepantes le causaran cierta inseguridad y decidiera resolver el problema al estilo macedonio.

Pregunta – La figura histórica de Alejandro se ha confundido generalmente con el mito, incluso durante su propia vida ¿cree usted que Alejandro quiso ser mitificado realmente o estamos ante una construcción posterior?

Respuesta – Yo creo que él intentaba ser mitificado porque él, desde su infancia, a pesar de las lagunas que tenemos y de las que hemos hablado, había crecido en un ambiente de emulación de una serie de personajes que ellos creían que eran personajes históricos. Nosotros establecemos una separación clara entre Aquiles, Ulises, Heracles y otros héroes y los personajes históricos, pero él había crecido en la emulación de estos personajes. No es extraño, por tanto, que Alejandro aspirase a figurar entre estos héroes que ya en tiempos muy antiguos habían logrado los mismos éxitos que él buscaba. Luego estaba también el intento de los Compañeros, Ptolomeo, Aristóbulo, Onesícrito, de mitificar esa campaña, algunos en su propio beneficio. No hay que olvidar que Esquines dice que Alejandro está “en los confines del orbe”, como queriendo decir que está ya más allá de lo humano. Es una combinación de los dos aspectos, el personal y el colectivo.

Pregunta – Algunos historiadores consideran a Alejandro un simple conquistador, pero tenemos constancia de fundación de ciudades y de gestiones de gobierno ¿el colapso de su efímero imperio fue responsabilidad suya o de sus sucesores?

Fabulosa vista del templo de Amon en Siwa, Egipto. Foto: Wikimedia

Respuesta – Como hemos dicho, Alejandro era un hombre pragmático, por encima de todo. Sobre todo en la etapa más avanzada de la conquista. Las ciudades las funda con una finalidad puramente militar, de control de los territorios. De hecho no funda en otros lugares que no estén relacionados directamente con zonas de conquista. La única fundación que hace fuera de esa zona es Alejandría. La actual Kandahar, Herat, la famosa Alejandría Última… son ciudades que se concentran en la zona en la que tiene más dificultades de control. Mucho más que en las grandes batallas contra los persas, donde peor lo pasa es en Asia Central, en Bactria y en Sogdia. Probablemente la fundación de estas ciudades corresponde a un deseo de control militar. Ahora bien, inevitablemente, al ser ciudades, se llevaba el modo de vida griego: tenían gimnasios, teatros… En este sentido se podría hablar de que se contribuyó a su helenización, pero claramente no era su intención. Respecto a la responsabilidad, hay que decir que el imperio era un imperio con pies de barro, dependía de su figura. Una vez desaparecido él, todo se desmorona. Esto se ve en el pánico entre las tropas, que se queda expresado en algunos textos, a que Alejandro muriera o cayera gravemente enfermo, como ocurrió en alguna ocasión. Si la propia conquista depende de una persona, que parece que ejercía un control absoluto de la información al respecto, según nos cita alguna fuente, es razonable que una vez desaparecido esa estructura no tenga posibilidades de futuro y todo se venga abajo con la figura de sus sucesores, ya que no hay ninguna persona que pueda ocupar el hueco dejado por Alejandro.

Pregunta – ¿Cree usted que las conquistas de Alejandro en Asia vienen motivadas por el descabezamiento del imperio persa?

Recreación de la Babilonia de época de Alejandro. Fuente: Fritz Göran Vöpel

Respuesta – Es probable que Alejandro al principio tuviera solo ese objetivo, pero teniendo en cuenta que en el imaginario griego el imperio persa se equiparaba con Asia, es probable que Alejandro quisiera ir más allá y controlarlo todo. Cuando Alejandro se da cuenta de que más allá del Himalaya sigue habiendo más territorios, él decide continuar hasta el Ganges. Sus tropas se amotinan y tiene que volver, pero esto demuestra que él quería más. Cuando hay un punto de inflexión es cuando Alejandro conquista las ciudades persas, ya que licencia a las tropas griegas y comienza una nueva etapa, que es su propia conquista personal. Alejandro parece que aspiraba a un dominio universal, un dominio ecuménico que, en aquellos momentos, equivalía a Asia.

Pregunta – En la medida en que Persia no dejó de intervenir en los asuntos de Grecia, la campaña proyectada por Filipo y ejecutada por Alejandro ¿no es una campaña de liberación más que de conquista?

Respuesta – La campaña de liberación es pura propaganda. Hay un excelente trabajo de Chester G. Starr sobre la situación económica de Asia Menor en la época de Alejandro que demuestra que vivía un cierto período de expansión. Alejandro en vez de liberar, lo que pareció hacer fue hundir esa prosperidad. No era tan bien recibido, como se ve por los acontecimientos acaecidos en Mileto y Halicarnaso. En Quíos y Priene vemos que Alejandro ocupa el lugar que los persas han dejado, el tributo de los persas va al administrador macedonio y Alejandro tutela absolutamente las ciudades sometidas. Realmente la idea de liberación de estas ciudades es una falacia. El intervencionismo persa al que aludes, también se dio en la otra dirección, porque los griegos quemaron los templos de Sardes en una campaña de apoyo a Ciro contra su hermano. La mejor demostración de la falsa idea de liberación es que los griegos nunca vieron a Alejandro como un liberador, vieron a Alejandro como un tirano.

Pregunta – Explíquenos brevemente en qué consiste el proyecto en el que está trabajando sobre Alejandro y la Geografía.

Respuesta – Es un proyecto que solicitamos las universidades y que financia el Ministerio de Economía y Competitividad. Se enfoca sobre el aspecto menos estudiado de Alejandro, ya que es difícil encontrar alguna dimensión de su vida que no se haya trabajado sobradamente. No hay prácticamente nada que trate sobre las campañas de Alejandro desde el punto de vista geográfico, salvo algunas obras alemanas de principios del siglo XX. No se ha estudiado cómo chocaron las expectativas que ellos tenían con la realidad que iban descubriendo. El proyecto tiene tres años de duración, prácticamente hemos empezado ahora en el 2013, estaremos hasta el 2015 y el objetivo sería sacar una monografía al final en la que quedaran reflejados los resultados de la investigación. Está un poco al margen de los intereses sobre Alejandro, que son muchos: el militar, el religioso, el biográfico… Pero el aspecto geográfico ha quedado casi en un segundo plano. Las fuentes que tenemos no son claras y tampoco detallan nada en ese terreno.

Autor: Mario Agudo Villanueva

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